¿QUIÉN LLEVA LAS RIENDAS EN EL MATRIMONIO?

1 Corintios 11:3
En todo grupo humano; ya sea un país; un equipo deportivo; un grupo de amigos; un club; una empresa, aunque esté compuesta por solo dos socios; siempre habrá un individuo que destaque en el liderazgo. En condiciones de estabilidad del grupo, siempre habrá una cabeza; pues en el caso de que existan dos cabezas resultaría bastante extraño.
Hablando del matrimonio, este no está exento de las luchas de poder, las crisis de autoridad y el ejercicio del liderazgo predominante por uno de los dos cónyuges. Para ciertas actividades es conveniente que la mujer que asuma el liderazgo, por ejemplo podría ser la distribución de las tareas familiares cotidianas, la decoración de hogar o quizá en la administración del presupuesto; hay otras actividades en que al varón le acomodaría tomar iniciativas y dirección, como podrían ser las reparaciones domésticas, el cuidado del césped o arreglo del auto; para citar algunos ejemplos llanos. No obstante de que se trate de un asunto sencillo, que sano es cuando se reconoce ese liderazgo que en ese momento está tomando mamá o papá, según sea el caso y TODOS (el otro cónyuge incluido) se alinean de buena gana a esta autoridad.
Pero en general, hablando del matrimonio y la familia como un todo, ¿Quién debe ejercer el liderazgo? Porque alguien lo debe llevar. ¿La mujer? ¿El hombre? ¿Un hijo? Este debate es tan añejo y seguirá dando de qué hablar por generaciones, pero veamos lo que dice la biblia al respecto, Pablo en su primera carta a los corintios escribe “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” V3 De acuerdo a este versículo y a toda la enseñanza bíblica, corresponde al varón el liderazgo matrimonial; sobre esta afirmación quiero expresar que según percibo este principio, no se trata de discriminación, ni ver quién es más inteligente y quien menos ni quien vale más, el mismo apóstol Pablo de inmediato aclara;“Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.” V11-12
Reflexionemos:
• No pretendo entrar en polémica sobre el tema, creo la palabra de Dios es una especie del manual del fabricante de los seres humanos, el sabe lo que es mejor para nosotros, en este caso, cada matrimonio debe decidir aplicar o no el modelo del varón como cabeza de la familia. Pero cuidado, pues tan malo puede ser evadir la responsabilidad de ejercer el liderazgo que convertirse en un tirano.
• Es cierto que muchos varones que llegan al matrimonio no pueden, no quieren o no saben, como asumir el liderazgo familiar; si es así, véase el caso como una magnífica oportunidad para crecer, para que el hombre se esfuerce en su propio desarrollo, también es una oportunidad para que la compañera apoye en su proceso de afirmación de su marido como el hombre de la casa
• No es suficiente que el hombre asuma el liderazgo familiar a su propia conveniencia y entendimiento, para que esto realmente funcione conforme al modelo bíblico, el varón debe someterse al liderazgo de Cristo, Jesús debe ser la guía para conducir su propia vida y la de su familia.
Anécdota: Una amiga mía estaba desconsolada porque tenía un fuerte conflicto en cuanto al cambio de escuela de uno de sus hijos, me contó el caso, en mi opinión, ella tenía razón, pero no avanzaban en el asunto y los pleitos aumentan de intensidad, ella estaba firmemente convencida de la causa justa que defendía a capa y espada. Me pidió consejo, le hablé de este principio bíblico, el cual aplicó de la siguiente manera: dijo a su esposo ‘ayer aprendí que debo darte el lugar como cabeza de familia, quiero exponerte nuevamente mis razones, escúchame, ya no pelearé, voy a aceptar y apoyar en la decisión que tomes, aunque no esté de acuerdo’, ¡Zas! El marido no esperaba esto, me contó muy sonriente que el hombre quedó sorprendido y que ella se sentía descansada y en paz aunque aún no habían decidido definitivamente, el que ahora tenía la carga de la decisión era él, que al final terminó decidiendo de buena gana lo que la mujer proponía.

TRANSFORMADOS PARA SERVIR
JOSIA I.G.G